miércoles, 14 de octubre de 2009

Las autoridades duermen y los indígenas se desangran.



Por: Nelson Muñoz
nelsonmunoznunez@gmail.com
A tan sólo horas del día de la resistencia indígena ocurre en la comunidad de Chaktapa un enfrentamiento y resulta herido el cacique Sabino Romero junto a otros miembros de la comunidad, entre ellos, una niña de nueve años con un tiro en la espalda. Al momento de escribir estas líneas no se sabe nada sobre el estado de salud de estas personas, no por falta de comunicación, si no porque ninguna instancia del estado a llegado a ellos. Los detalles podrán leerse en artículos, noticias y reportajes publicados en distintas páginas electrónicas y medios nacionales, digo esto para aclarar de modo explícito que no es el hecho noticioso, como suele llamársele,  la causa que justifican lo expuesto a continuación, no se trata de un conjunto de datos que buscan convencer a la fiscalía o alguna otra institución del Estado, se trata esta vez mirar el hecho  político.
Durante el desarrollo de la tarde, la noche y la madrugada,  desde la ciudad de Maracaibo, un grupo de compañeros nos hemos dedicado a darle seguimiento a la situación presentada y a la respuesta que las instituciones “competentes”  del Estado han dado a la situación. Como toda lógica humana impulsada por el principio de preservar la vida, la actitud de los funcionarios (Defensoría del Pueblo, Fiscalía, Ejército, Guardia Nacional, Misiones Sociales, diputados) ante las primeras llamadas fue de alarma, de solidaridad, de condolencia; esa muestra inicial de sensibilidad parecía garantizar una respuesta rápida y oportuna ante “los supuestos presentados”.
Las horas pasaron, las llamadas continuaron y la actitud de los funcionarios comenzó a cambiar, el primer síntoma fue la relativización de todas las versiones de los hechos, en una especie  de laberinto filosófico comenzaron a argumentar que ellos manejaban varias informaciones que les hacía detenerse ante los hechos para evaluar las posibles acciones a tomar en su debido momento, mientras tanto los indígenas pierden sangre minuto tras minutos, eso es un hecho cierto, dado, absoluto, no supuesto o relativo; en este proceso de relativización aparecieron un abanico de excusas que van desde el hecho de no poseer carros (respuesta de la Defensoría del Pueblo) hasta confesar que recibieron la orden directa de Caracas (especie de lugar que concentra todas las decisiones de poder y que permite ubicar la problemática en un no-lugar imposible de descifrar) de mantenerse  inamovibles en sus espacios de trabajo hasta la mañana del día siguiente para ir al lugar de los acontecimientos; cabe destacar que esto lo supimos sólo a través de la insistencia telefónica porque las primeras informaciones decían que ya se había desplazado una comisión a la comunidad para solventar el problema y atender a los heridos. Mala suerte de los funcionarios, que los indígenas nos llaman continuamente para describir cómo evolucionan las heridas y el estado de salud de cada uno de las personas bajo los tratamientos tradicionales del pueblo Yukpa, no ante la asistencia médica de los doctores o enfermeros  que los funcionarios con tanta eficiencia hablaban en las conversaciones telefónicas. Ante la relativización de todo hasta de sus funciones como servidores públicos, y créanlo que no exagero, hubo un señor que dijo: es que si yo como fiscal me muevo y desacato la orden me botan. A lo que respondimos: pero atender y proteger los derechos del pueblo están dentro de sus funciones, la respuesta: no sé, todo es muy confuso, yo no puedo moverme de mi puesto. Ahora bien la pregunta sería qué es lo confuso: ¿la función de un fiscal ante cinco personas indígenas heridas de muerte? O ¿la orden que recibió para no moverse de su lugar? ¿cuál es el hecho político a estudiar en un proceso revolucionario donde todas, y léase bien, todas la autoridades consultadas a sabiendas de la situación descrita se negaron a acudir a la zona para asistir a los heridos y recoger al muerto?  ¿qué parte del manual no hemos leído donde dice que primero están los procedimientos y las órdenes de ministros que la vida de los indígenas venezolanos? Pues resulta de todo esto que el Cacique Sabino Romero Izarra, la niña Marilis Romero Martínez (nieta de Sabino), Edixo Romero, y el cadáver de Ever García, siguen esperando por asistencia médica más allá de intentar entender cuál es el hecho político que no permite que llegue.
Luego del primer estadio de argumentos: la relativización filosófica de los funcionarios. Apareció el segundo, éste, no menos periférico que el primero consistía en decirnos que había condiciones de seguridad muy difíciles en la zona, información que desconocíamos, dicho de la voz de un funcionario del Gobierno además de doloroso es vergonzoso para la soberanía de la República; en tal sentido, pidámosle a dios que las vidas de Sabino, Marilis, Edixo y el cadaver de Ever García, resistan a la capacidad de respuesta de nuestros cuerpos de seguridad junto a las instituciones encargadas de velar por que no se violen los derechos del pueblo. El tercer estadio argumentativo cargado de razón y coherencia política-ideológica que los funcionarios presentaron fue que ellos no podían actuar hasta que amaneciera por órdenes superiores, viendo la voluntad de salvar la vida de los indígenas que mostraban los funcionarios de alguno de nosotros surgió la contrapropuesta de subir en carros propios si algún cuerpo de seguridad autoridad de la zona  nos acompañaba hasta  la comunidad, acto seguido apareció el más firme y potente argumento: el silencio. El cuarto y último estadio digno de estudio, fue el silencio, presentado de distintas formas: 1)  los teléfonos apagados (los mismos a través de los cuales media hora antes nos comunicábamos), 2) teléfonos que repicaban hasta el cansancio y 3) el menos reprochable por los niveles de sinceridad que contenía: la decisión de no desautorizar a los superiores por miedo a perder sus cargos.
El 12 de octubre de 2009 el poeta Gustavo Pereira, en la Asamblea Nacional,  describió brevemente cómo se plantea en el tema indígena la metáfora de Galeano: “el mundo al revés” y al día siguiente las instituciones del Estado nos muestran claramente cuál es el revés de ese (este) mundo. ¿Será que los ministerios del poder popular para el Interior y Justicia, para Pueblos Indígenas, para Ambiente y Recursos Naturales, y para la Cultura comparten en la práctica lo explicado por el  poeta? 
Hasta la 2:30 am del día 14 de octubre sólo nos queda pedir, cada quien a la instancia en la que crea, que nuestros indígenas logren resistir al tiempo de las instituciones, sus funcionarios y las comisiones; por ahora, sólo pediremos que Sabino, Marilis y Edixo resistan hasta el amanecer que se cumpla la orden emitida desde “algún lugar, por alguien”. También nos tocará pedir que en estas horas la ORDEN no cambie o se postergue.

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