Por: Nelson Muñoz
nelsonmunoznunez@gmail.com
A tan sólo horas
del día de la resistencia indígena ocurre en la comunidad de Chaktapa un
enfrentamiento y resulta herido el cacique Sabino Romero junto a otros miembros
de la comunidad, entre ellos, una niña de nueve años con un tiro en la espalda.
Al momento de escribir estas líneas no se sabe nada sobre el estado de salud de
estas personas, no por falta de comunicación, si no porque ninguna instancia
del estado a llegado a ellos. Los detalles podrán leerse en artículos, noticias
y reportajes publicados en distintas páginas electrónicas y medios nacionales,
digo esto para aclarar de modo explícito que no es el hecho noticioso, como
suele llamársele, la causa que
justifican lo expuesto a continuación, no se trata de un conjunto de datos que
buscan convencer a la fiscalía o alguna otra institución del Estado, se trata
esta vez mirar el hecho político.
Durante el
desarrollo de la tarde, la noche y la madrugada, desde la ciudad de Maracaibo, un grupo de compañeros nos
hemos dedicado a darle seguimiento a la situación presentada y a la respuesta
que las instituciones “competentes”
del Estado han dado a la situación. Como toda lógica humana impulsada
por el principio de preservar la vida, la actitud de los funcionarios
(Defensoría del Pueblo, Fiscalía, Ejército, Guardia Nacional, Misiones
Sociales, diputados) ante las primeras llamadas fue de alarma, de solidaridad, de
condolencia; esa muestra inicial de sensibilidad parecía garantizar una
respuesta rápida y oportuna ante “los supuestos presentados”.
Las horas
pasaron, las llamadas continuaron y la actitud de los funcionarios comenzó a
cambiar, el primer síntoma fue la relativización de todas las versiones de los
hechos, en una especie de
laberinto filosófico comenzaron a argumentar que ellos manejaban varias
informaciones que les hacía detenerse ante los hechos para evaluar las posibles
acciones a tomar en su debido momento, mientras tanto los indígenas pierden sangre
minuto tras minutos, eso es un hecho cierto, dado, absoluto, no supuesto o
relativo; en este proceso de relativización aparecieron un abanico de excusas
que van desde el hecho de no poseer carros (respuesta de la Defensoría del Pueblo)
hasta confesar que recibieron la orden directa de Caracas (especie de lugar que
concentra todas las decisiones de poder y que permite ubicar la problemática en
un no-lugar imposible de descifrar) de mantenerse inamovibles en sus espacios de trabajo hasta la mañana del
día siguiente para ir al lugar de los acontecimientos; cabe destacar que esto
lo supimos sólo a través de la insistencia telefónica porque las primeras
informaciones decían que ya se había desplazado una comisión a la comunidad
para solventar el problema y atender a los heridos. Mala suerte de los
funcionarios, que los indígenas nos llaman continuamente para describir cómo
evolucionan las heridas y el estado de salud de cada uno de las personas bajo
los tratamientos tradicionales del pueblo Yukpa, no ante la asistencia médica
de los doctores o enfermeros que
los funcionarios con tanta eficiencia hablaban en las conversaciones
telefónicas. Ante la relativización de todo hasta de sus funciones como
servidores públicos, y créanlo que no exagero, hubo un señor que dijo: es
que si yo como fiscal me muevo y desacato la orden me botan. A lo que respondimos: pero atender y proteger los derechos del
pueblo están dentro de sus funciones, la respuesta:
no sé, todo es muy confuso, yo no puedo moverme de mi puesto. Ahora bien la pregunta sería qué es lo confuso: ¿la función de un
fiscal ante cinco personas indígenas heridas de muerte? O ¿la orden que recibió
para no moverse de su lugar? ¿cuál es el hecho político a estudiar en un
proceso revolucionario donde todas, y léase bien, todas la autoridades
consultadas a sabiendas de la situación descrita se negaron a acudir a la zona
para asistir a los heridos y recoger al muerto? ¿qué parte del manual no hemos leído donde dice que primero
están los procedimientos y las órdenes de ministros que la vida de los
indígenas venezolanos? Pues resulta de todo esto que el Cacique Sabino Romero
Izarra, la niña Marilis Romero Martínez (nieta de Sabino), Edixo Romero, y el
cadáver de Ever García, siguen esperando por asistencia médica más allá de
intentar entender cuál es el hecho político que no permite que llegue.
Luego del primer
estadio de argumentos: la relativización filosófica de los funcionarios.
Apareció el segundo, éste, no menos periférico que el primero consistía en
decirnos que había condiciones de seguridad muy difíciles en la zona, información
que desconocíamos, dicho de la voz de un funcionario del Gobierno además de
doloroso es vergonzoso para la soberanía de la República; en tal sentido,
pidámosle a dios que las vidas de Sabino, Marilis, Edixo y el cadaver de Ever
García, resistan a la capacidad de respuesta de nuestros cuerpos de seguridad
junto a las instituciones encargadas de velar por que no se violen los derechos
del pueblo. El tercer estadio argumentativo cargado de razón y coherencia
política-ideológica que los funcionarios presentaron fue que ellos no podían
actuar hasta que amaneciera por órdenes superiores, viendo la voluntad de
salvar la vida de los indígenas que mostraban los funcionarios de alguno de
nosotros surgió la contrapropuesta de subir en carros propios si algún cuerpo de
seguridad autoridad de la zona nos
acompañaba hasta la comunidad,
acto seguido apareció el más firme y potente argumento: el silencio. El cuarto
y último estadio digno de estudio, fue el silencio, presentado de distintas
formas: 1) los teléfonos apagados
(los mismos a través de los cuales media hora antes nos comunicábamos), 2)
teléfonos que repicaban hasta el cansancio y 3) el menos reprochable por los
niveles de sinceridad que contenía: la decisión de no desautorizar a los
superiores por miedo a perder sus cargos.
El 12 de octubre
de 2009 el poeta Gustavo Pereira, en la Asamblea Nacional, describió brevemente cómo se plantea en
el tema indígena la metáfora de Galeano: “el mundo al revés” y al día siguiente
las instituciones del Estado nos muestran claramente cuál es el revés de ese
(este) mundo. ¿Será que los ministerios del poder popular para el Interior y Justicia,
para Pueblos Indígenas, para Ambiente y Recursos Naturales, y para la Cultura
comparten en la práctica lo explicado por el poeta?
Hasta la 2:30 am
del día 14 de octubre sólo nos queda pedir, cada quien a la instancia en la que
crea, que nuestros indígenas logren resistir al tiempo de las instituciones, sus
funcionarios y las comisiones; por ahora, sólo pediremos que Sabino, Marilis y
Edixo resistan hasta el amanecer que se cumpla la orden emitida desde “algún
lugar, por alguien”. También nos tocará pedir que en estas horas la ORDEN no
cambie o se postergue.
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